Corazón de origami.

Hace algunos meses, conocí a quien hoy me rompió el corazón. Ojos café oscuro, cabello rizado, risa pendeja y una panza de gordo flaco. No tenía nada que perder, no era el más guapo, ni el más nerd pero como me gustó ese cabrón. 

Empezamos como si nada, hablábamos un día si y otro también, jugamos a ser lo que no queríamos y empecé a tomar un camino que él no eligió. Nunca hablamos de amor, no hablamos de compromisos. Porque yo quería vivirlo todo con todo, y él quería todo con nada. 

Sin recelos ni contratiempos, empezamos a ser niños jugando a querer lo que los grandes tenían, una vida bonita y un poco de besos. No me gusta, no quiero así. Estoy enamorada, le dije y moría de miedo pues sabía que él no sentía lo mismo. Justo así, lo dijo: Yo no estoy enamorado de ti. 

¿Por qué corazón de origami?, porque el corazón por más dobleces que tenga no deja de servir, no deja de querer y no deja de luchar.