martes, enero 13, 2015

Olvidé mi etiqueta.

Siempre he tenido miedo a no ser recordada, a que la gente me olvide cuando me marcho. Pero es lo normal ¿no? creo que tengo poderes mágicos para que las personas no me consideren buen en todo. 

Algunas veces me miro al espejo esperando ser más guapa, más delgada, diferente. Pero me doy cuenta al rato que no sería más que una alumna más de la escuela llamada sociedad. Una vez quise intentar ser lo que no era, quería ser más de todo, menos yo. Tenía tanto miedo a no ser aceptada que me encontré a mi misma buscando un rincón donde esconder mi interior para sustituirlo con algo más "a la moda". Es que la gente no entiende el daño que nos hace a las mujeres, lo que provoca con una palabra.  No hay diferencias entre el labial rojo y el colo
r cereza, si no sabes usarlo con la mejor sonrisa.

Teniendo en cuenta de que las mujeres somos el impulso de este mundo, le pregunto cada día a mi "diosa interior" -haciendo referencia a Annastacia Steel, sí de la muy conocida novela Fifty shades- qué haría diferente para tener el valor de pararse frente a un chico guapo en el metro y preguntarle su número, ella me dice "Sólo sé tu".  No tengo problemas con ser yo, es lo que mejor sé hacer. 

Gorda, flaca, bella, fea, guapa, anorexica, estúpida, nerd... ¿Qué las etiquetas no van sólo en productos para el consumo humano? Hay que tener cuidado con los adjetivos calificativos que usamos cuando nos referimos a cualquier persona, ya no sólo una mujer. 

El olvido  no es nada, el olvido es una etiqueta.

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